Seguramente hayas oído que es más saludable realizar 5 comidas al día, pero ¿realmente esto es lo ideal?
Actualmente, no es que se demuestre lo contrario, sino que, la evidencia científica sostiene que es más importante la calidad de los alimentos que se tome que la cantidad de ingestas que tengamos en un día. Es decir, nuestro cuerpo precisa de unos requerimientos nutricionales y calóricos que deben ser distribuidos a lo largo del día, pero, ello no significa que tenga que ser repartido en 5 comidas al día. Tampoco se puede afirmar que haya un número exacto de comidas al día a realizar.
A lo largo de la historia, el hombre no siempre podía gozar de varias comidas al día, sin embargo, la disponibilidad de alimentos, la economía, el tiempo y la mejora social, han hecho esto posible.
Lo más importante no es cómo lo repartimos, sino el qué comemos.
En ocasiones, como pueden ser, periodos de ansiedad, ciertos deportes que requieren de mucho esfuerzo físico, algunas patologías o trastornos de la conducta alimentaria, es preferible aumentar la frecuencia de las comidas. No obstante, si eres una persona que está acostumbrado a realizar 3 o 2 comidas al día y cumples tus requerimientos en ese número determinado de comidas, no tienes por qué aumentar el número de ingestas.
Cuando se establecen una serie de pautas alimentarias no quiere decir que para todo el mundo valgan por igual. Cada persona es diferente y también, tiene un metabolismo distinto.
Lo ideal para obtener un estilo de vida saludable es que nuestra alimentación sea adecuada, variada, suficiente y equilibrada, es decir, de calidad. Para llevarlo a cabo, se necesita lo siguiente:
- Cuida el tamaño de las porciones de los alimentos. Para ello, una guía visual muy sencilla es el plato de Harvard: Medio plato debe estar constituido por vegetales, 1/3 por alimentos proteicos (carnes magras, huevo, pescado…) y 1/3 hidratos de carbono complejos (cereales, integrales, patatas, etc.). Es decir, no es lo mismo comerte un plato entero lleno de macarrones, que, un plato en el que haya macarrones en cantidades adecuadas, vegetales y algo de proteínas.
- Gestiona el horario de tus comidas. Si observas que tienes ansiedad, o tiendes al picoteo entre las horas posteriores a las comidas principales, es preferible que no especies tanto el tiempo entre ingestas aumentando la frecuencia de consumo e incorporando alimentos más nutritivos y menos procesados.
- Procura incorporar 5 raciones de frutas, verduras y hortalizas a lo largo del día. Y, sobre todo, incorporar los vegetales tanto en comidas, como en cenas.
- Aporta fibra en tu alimentación. Esto te ayudará a tu tránsito intestinal y a evitar el estreñimiento. Los alimentos con un gran contenido en fibra son: las frutas, los vegetales, los frutos secos, las legumbres y los cereales integrales. Además, los cereales integrales, las legumbres y los tubérculos, como la patata, nos sirven como sustrato energético.
- Utiliza fuentes proteicas de calidad en tu alimentación. Estas pueden ser: huevo, carnes magras, pescado.
- Incluye grasas de calidad. Sobre todo, monoinsaturadas y poliinsaturadas. Se pueden encontrar en alimentos como: aceite de oliva, frutos secos, semillas, pescado azules, etc.
- Añade 1-2 raciones de lácteos al día. Estos pueden ser: leche, yogures, kéfir, quesos en cantidades adecuadas.
- Hidrátate. Nuestro cuerpo está constituido mayormente por agua, y, por lo tanto, es necesario beber al menos 1,5-2 litros de agua al día. Aunque, esto también dependerá del ejercicio físico y la temperatura, entre otros factores.
- Evita el consumo de azúcar o alimentos procesados. La mejor forma de no caer en la tentación es no tenerlo a mano. Evita comprarlo y tenerlo en casa. Esto no quiere decir que deba omitirse, pero su consumo debe ser ocasional para poder obtener una alimentación variada, sana, suficiente y equilibrada.
- Opta por técnicas culinarias sencillas. Estas pueden ser: plancha, vapor, horno, salteados, parrilla, hervidos, etc.
- Modera el consumo de sal. Puedes usar otro tipo de condimentos y especias para dar sabor a las comidas.
- Practica la alimentación consciente. Come tranquilo, despacio, en un ambiente relajado y sin distracciones, como, por ejemplo, las pantallas. También es bueno comer en compañía, contribuye a crear un ambiente social y una mejora del estado de ánimo.